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Sobre la cultura de la violación y la masculinidad hegemónica

  • Foto del escritor: Orgulloses
    Orgulloses
  • 2 mar 2022
  • 3 Min. de lectura


El fin de semana se difundió la noticia de que 6 varones violaron grupalmente a una chica que se encontraba, aparentemente, inconsciente. La misma, fue rescatada por una comerciante del barrio que fue testigo y dio aviso inmediatamente a la policía, que demoró 3 horas en aparecer.


Por su parte, los medios de comunicación no tardaron en difundir el suceso con expresiones como "violación en manada" desde medios gráficos, y comentarios de columnistas como “¿Y si en algún momento quiso?, que nos obligan a poner la alarma en la falta de formación y perspectiva en el tratamiento de estás problemáticas.


Una vez hecha pública la noticia, la sociedad, en un estado de furia e indignación, salió a comentar sus redes, enviarles mensajes y publicar sus rostros con modo aleccionador. Es una sociedad que se sensibilizó respecto de las violencias, que acciona denunciando y condenando estos hechos frente a la impotencia y el hartazgo. Ahora bien, es importante pensar por fuera del eje punitivo y reflexionar cómo hacemos para poder prevenir estas situaciones y pensar, cómo llegan 6 jóvenes de 20 de años a coordinar y planificar un hecho de estas características.


Este hecho que revela las heridas aún abiertas en nuestra sociedad no es un caso aislado. En el año 2019, en un camping, se acusó a 3 jóvenes de violar a una adolescente; hace algunos años, hubo un hecho similar en Tandil. El caso de Palermo trasciende en redes por sus características, se da en un barrio porteño a plena luz del día con intervención vecinal, con total impunidad.


Hace años venimos diciendo que la juventud está más deconstruida y esto es gracias al acercamiento de los ejes de la ley de Educación Sexual Integral, sin embargo su implementación no se garantiza de manera homogénea. Por eso, es importante resaltar que a pesar de que estos jóvenes transitan la educación con una ley que se supone debía implementarse, a pesar de que tenían 13 años cuando estalló el primer NI UNA MENOS, a pesar de que transitaron su secundario en el marco de las marchas por el 8 de marzo y la lucha por el aborto, las complicidades masculinas se sostienen. Y ello nos lleva a reflexionar el rol del estado en estos hechos. Si la ESI es una herramienta fundamental de prevención, ¿ Por qué no se garantiza?, ¿Qué pasa en el Estado que no hay una reflexión de sus funcionarios respecto de estos casos?

Hay una violencia estructural que se sostiene las masculinidades hegemónicas también desde las Instituciones, lo vemos cuando algunos de ellos, acusados de delitos sexuales, se encuentran ejerciendo sus funciones normalmente o eternamente de licencia ocupando sus cargos, como es el caso de Alperovich. A lxs jueces y fiscales a quienes se les asignan estos casos no se les exige una formación con perspectiva de género y terminan agravando la situación de las víctimas, que son revictimizadas y estigmatizadas durante el proceso judicial.


Por todo ello, desde Orgulloses sostenemos que es imprescindible para fomentar un verdadero cambio social en pos del respeto, no discriminación, y no violencia hacia mujeres y disidencias, un cuestionario social y cultural de las masculinidades hegemónicas y sus consecuencias, para analizar los costos y secuelas de sostener los mandatos y estereotipos de "ser hombre" que llevan a naturalizar un hecho aberrante como lo es la violación. Creemos fervientemente que para ello es fundamental la verdadera implementación en todo el país de la educación sexual integral. Además, es esencial una justicia con perspectiva de género, para que el abordaje sea respetuoso, no revictimizante y con la seriedad del caso. Por último, entendemos que la formación con perspectiva de género para lxs comunicadores de los distintos medios también es clave para este cambio. #SEMANAESIYA

 
 
 

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