Más de 100 días de violencia en el aislamiento
- Orgulloses
- 29 jun 2020
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Cuarentena y violencia de género
La última década fue testigo del nacimiento de un nuevo movimiento: “la cuarta ola del feminismo”, donde mujeres y disidencias volvemos a ser protagonistas en la historia para conquistar nuevos derechos y cambiar el paradigma histórico de nuestro rol en la sociedad. Logramos que se sancionaran una gran cantidad de leyes, como la Ley de Protección Integral de las Mujeres (26.485) en 2009, la Ley de Matrimonio Igualitario (26.618) en 2010, la Ley de Identidad de Género (26.743) en 2012 y la aparición de las figuras penales de “femicidio” y “transfemicidio”, que agravan la pena del homicidio de una mujer o persona trans/travesti cuando esté motivado por su condición de género.
También, se crearon dispositivos con el fin de cumplir las leyes ya mencionadas (y otras que se sancionaron posteriormente), como la línea 144 de asistencia a víctimas de violencia de género, las capacitaciones obligatorias en género, los protocolos de géneros en diferentes instituciones y se puso en foco la importancia de la correcta implementación de la Educación Sexual Integral (ESI).
En estos años, comenzaron a verse algunos cambios en las maneras de relacionarnos entre géneros, principalmente por la visibilidad que generó el feminismo a través de grandes movilizaciones, como los paros mundiales de mujeres cada 8 de marzo alrededor del mundo, la marcha de #NiUnaMenos y, obviamente, la icónica Marcha del Orgullo.
En 2018 logramos lo impensado: por primera vez en la historia de nuestro país, se debatió en el Congreso de la Nación un proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Spoiler alert: no salió. Pero no demoramos en recuperar las esperanzas y pusimos la vara alta para que las elecciones presidenciales de 2019 tuvieran como uno de los principales ejes la jerarquización del feminismo dentro del Estado. Así fue como lo prometía el actual presidente, Alberto Fernández, y el 27 de octubre gran parte del feminismo lo celebró... pero “pasaron cosas”.
Llegó el COVID-19 y parece que todo aquello que nos motivaba a movilizarnos masivamente quedó en stand-by, incluso en las redes.

Se dictó el distanciamiento social obligatorio a través de DNU a partir del 12 de marzo. ¿Y las víctimas de violencia de género qué onda? Según los datos oficiales, se exacerbó la violencia de género con un alza del 40% de denuncias: hubo 75 femicidios, donde el 71% fue asesinada en su vivienda dejando a 99 hijes sin madre, el 65% de los femicidas fueron parejas o ex parejas y 1 de cada 7 mujeres contaban con denuncias previas.
En CABA, hasta el día 26 de marzo se registraron 3.571 llamadas a la línea 144, con un promedio de 10 a 15 llamadas más por día a partir del 17 de marzo, cuando se dictó el aislamiento social. Como medidas de reacción ante esta situación, se implementaron dispositivos como la campaña del “barbijo rojo”, desde el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. En CABA, por otro lado, se doblaron los refuerzos en la línea 144, funcionando las 24 hs con 36 operadoras en 6 turnos; se creó un protocolo interno, junto a un recursero y un tutorial para capacitar a trabajadoras; todos los CIM activos atendiendo de manera remota a través de los teléfonos celulares enrutados a los de línea correspondientes; en lo que respecta a las Unidades Convivenciales, se crearon 2 refugios, 1 hogar y 2 casas de medio camino, todas en funcionamiento y con plazas disponibles y se sacó una disposición del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat que las inscribe como servicios esenciales; se entregaron kits específicos para tomar las medidas de cuidados e higiene que dicta el Ministerio de Salud y material explicativo; se desarrollaron los siguientes Programas de Asistencia entre otros:
- Delitos Sexuales realiza atención vía telefónica.
- Seguimiento de mujeres víctimas de violencia de género realiza el seguimiento
vía telefónica.
- CIENA (Maltrato Infantil) realiza el seguimiento vía telefónica a los casos ya
ingresados.
A pesar de todo lo antes mencionado, y ante la crisis sanitaria y económica, parecería que todas las medidas por mantener la integridad de las disidencias, mujeres, niñes y adolescentes se frenaron e incluso el movimiento feminista pareciera estar “anestesiado” con la situación. Parecen lejanos los días en los que nos encontrábamos, casi como parte de nuestras rutinas, las constantes denuncias al patriarcado en las redes sociales y la televisión, los escraches, las exigencias al Estado para que tome medidas al respecto.
Nos preocupa esta situación, ya que no vemos que la mesa de crisis de COVID tenga como una prioridad los derechos de las mujeres, las disidencias o la niñez, la única agenda es la prevención del contagio del VIRS. Principalmente, porque el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad no está sentado en la mesa del COVID, participando de las decisiones, aportando perspectiva de género.
Celebramos que la ESI continúe dictándose, ya que es la herramienta transformadora primordial para frenar las violencias basadas en el género. Pero la ley debe ser aplicada en todo el territorio nacional sin excepción, de manera correcta y efectiva, con perspectiva de género y científica.
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