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La Iglesia presente en las políticas de género

  • Foto del escritor: Orgulloses
    Orgulloses
  • 8 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

El Ministerio de Desarrollo creó el Registro Nacional de Trabajadorxs de la Economía Popular (ReNaTEP). El objetivo del mismo es reconocer aquellos oficios o saberes que generan trabajo pero que hoy se hallan en el marco de la informalidad. Se busca, por lo tanto, garantizar derechos y reconocer una situación de precariedad laboral que atraviesan muchas personas.

Las trabajadoras sexuales autónomas fueron reconocidas dentro de dicho registro. Tal reconocimiento implicaba un avance de derechos para todas aquellas que a través del trabajo sexual logran proveer la dieta alimenticia de sus familias, ya que el 76% de las trabajadoras sexuales son jefas y sostén del hogar.

Unas horas después de lanzado el registro, Gustavo Vera llamó a Daniel Arroyo y definieron juntos que la prostitución no es Trabajo y automáticamente dieron de baja el formulario. Una discusión que el feminismo no tiene saldada fue definida y concluida por estos dos hombres cis, heteros y amigos de la Iglesia en una llamada telefónica. Es difícil explicar en una publicación de una red social lo mal que se llevó a cabo la política pública planteada. Desde la existencia de Gustavo Vera en el comité Anti Trata, que le da voz a estos asuntos, hasta la forma en que se bajó el formulario para todes les trabajadores en un acto humillante y violento.

El reconocimiento lleva consigo dignidad. El reconocimiento por parte del Estado es un gran paso para garantizar los derechos laborales de las trabajadoras sexuales. Y por sobre todas las cosas, la decisión y definición de las políticas públicas deben ser tomadas por un Estado LAICO cuyos actores no se encuentren influenciados por agentes de la Iglesia y mucho menos esas decisiones sean tomadas entre un grupo de varones.

Los derechos de las mujeres son conquistas feministas, y si el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad no tiene poder real y no interviene en las decisiones que afectan de manera directa sobre los cuerpos de las mujeres, lesbianas, bisexuales, trans, travestis, no binaries, migrantes, no está cumpliendo su rol. Dejen de usar nuestros derechos como bandera para después dejar que los maneje la Iglesia. Separación ya de la Iglesia y el Estado.

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