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Cultura y género

  • Foto del escritor: Orgulloses
    Orgulloses
  • 1 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 29 abr 2020

En el sistema cultural las mujeres también quedan relegadas. Si bien, las mujeres son quienes más invierten su tiempo en consumos culturales -en contraste al consumo de los varones-, en el ámbito laboral esta representación se invierte. Con un menor acceso a los puestos jerárquicos la historia se repite otra vez: los varones están al mando de las decisiones que afectan nuestro ocio, educación y disfrute.


Antes de ir a fondo es necesario aclarar que el análisis presentado se basa en estadísticas oficiales que, lamentablemente, se rigen en una estructura binaria del género.


Artes audiovisuales


Vayamos a números concretos. En el rubro audiovisual, de acuerdo al último informe elaborado por el Incaa en agosto de 2019, las mujeres ocupan un 55% de las carreras de Artes Audiovisuales; esto en números reales significa más de 20 mil mujeres. Y, si ahondamos un poco más, el porcentaje de mujeres que se gradúan frente al de los varones representa un 61% contra un 39%. En las audiovisuales, al igual que en la mayoría de los rubros, también estamos mejor formadas. El número, por supuesto, incrementa en posgrados, maestrías y doctorados. Sin embargo, parece que nuestra formación no basta. En los diversos roles técnicos de proyectos cinematográficos el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) arrojó que en 2018 el 61,8% de los puestos para producciones de largometrajes lo obtienen los varones. Y, en el caso de la publicidad, este número incrementa a un 66,6%. Pero lo más estremecedor de todo es que, mientras ellos ocupan más cargos, la mujer trabaja más. En la producción de largometrajes el total de días promedio por mes trabajados por una mujer es del 23,6% mientras que el del varón es del 19,9%. Ahora bien, hasta acá nombramos el acceso de la mujer a equipos técnicos pero aún falta arribar a los puestos jerárquicos de tales áreas. En el área de dirección, por ejemplo, las mujeres representan el 47% de los puestos cubiertos. Hasta aquí todo parece bastante equitativo si no hacemos mención a que la cabeza de la dirección es llevada adelante por un varón en la gran mayoría de los casos. En las únicas áreas en donde la mujer obtiene una gran liderazgo es en aquellos espacios (peinadora, maquillaje, vestuario) tradicionalmente relegados al "rol de la mujer"; dicho de otra forma, trabajos que se les ha asignado al género suponiendo que sus únicas capacidades residen y se acaban en éstos.


Música


"Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad." Históricamente los escenarios del mundo estuvieron dirigidos, escritos y actuados por varones cis. Frente a lo inverosímil que se nos hizo esto, en noviembre de 2019, un grupo de más de 700 músicas lograron por medio de la regulación que esta realidad empiece a cambiar. A partir de la ley 27.539 todo evento musical público o privado deberá, de ahora en más, cubrir un piso de un 30% de los escenarios con artistas mujeres y disidentes. Aunque es importante mencionar que la ley no detalla al respecto de las diversas disidencias en materia de identidad de género. Aquello quedará a cargo de los criterios del Instituto Nacional de la Música (Inamu), quien tiene a su deber garantizar la aplicación de la normativa. Parte de la fundamentación de la ley de Cupo Femenino y Acceso de Artistas Mujeres a Eventos Musicales informa que de un total de 46 festivales nacionales y provinciales relevados "el 91% (es decir 42 festivales) tienen una participación femenina de solistas mujeres o agrupaciones musicales lideradas por mujeres menor del 20%". El Inamu, en caso de que el cupo no se cumpla, será el encargado de multar con un valor equivalente hasta al 6% de la recaudación del evento. Lo recaudado tendrá como fin promocionar proyectos de músicas/os nacionales emergentes. La ley, atenta a las posibles trampas, considera que el "cupo femenino se encuentra cumplido cuando se componga por artistas solistas y/o agrupación musical compuesta por integrantes femeninas y/o agrupaciones musicales nacionales mixtas entendiéndose por éstas a aquellas donde la presencia femenina implique un mínimo del treinta por ciento (30%) sobre el total de sus integrantes". Esto quiere decir que si una mujer acompaña a un varón solista su presencia no será computada. A través del ejercicio de una discriminación positiva se busca contrarrestar dichos como los del organizador del Cosquín 2019: "No hay suficientes mujeres con talento a la altura del Cosquín Rock". ¿No hay acaso mujeres rockeras con un alto nivel de preparación y talento? Lo que hay y hubo históricamente fue una negación a nuestra idoneidad, razón por la cual nos vimos obligadas a generar regulaciones que nos amparen y empujen a la inserción. Talento, sin lugar a dudas, no falta, lo que nos falta son espacios de participación.


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